Realizar semanalmente de 150 a 300 minutos de actividad fÃsica moderada o de 75 a 150 minutos de actividad vigorosa, conlleva menos riesgo de insuficiencia cardiaca, independientemente de los factores clÃnicos, sociodemográficos y relacionados con el estilo de vida, según señala un estudio del Biobanco del Reino Unido.
Los adultos que realizaban de 150 a 300 minutos de actividad fÃsica moderada a la semana, medida mediante acelerómetros de muñeca, tenÃan un riesgo de insuficiencia cardiaca 63% menor, y los que realizaban de 75 a 150 minutos de actividad fÃsica vigorosa tenÃan un riesgo 66% menor.
Los resultados, publicados en versión electrónica el 29 de agosto en Circulation, coincidieron con estudios anteriores y reflejaron las últimas recomendaciones de actividad fÃsica de Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para adultos de todas las edades.[1,2]
Más es mejor, hasta cierto punto
«Nuestro estudio es el mayor realizado hasta la fecha con acelerómetros de muñeca para medir la actividad fÃsica», dijo a Medscape Noticias Médicas el Dr. Carlos Celis-Morales, del BHF Glasgow Cardiovascular Research Centre, University of Glasgow, en Escocia, Reino Unido. «Los datos actuales se basan principalmente en cuestionarios autodeclarados, que son propensos al sesgo de recuerdo y, por tanto, podrÃan ocultar la verdadera relación entre la actividad fÃsica y el riesgo de insuficiencia cardiaca».
El equipo analizó los datos de 94.739 participantes del Biobanco del Reino Unido (con un promedio de edad de unos 55 años y 40% de hombres) a los que no se les habÃa diagnosticado insuficiencia cardiaca ni habÃan sufrido un infarto de miocardio.
La actividad fÃsica se midió 24 horas al dÃa, 7 dÃas a la semana, con un acelerómetro triaxial de muñeca Axivity AX3. Los minutos semanales de actividad fÃsica de intensidad ligera, moderada y vigorosa se definieron como el tiempo dedicado a la actividad de 30 a 125 mg, >125 a 400 mg y >400 mg de intensidad, respectivamente.
Durante una mediana de 6,1 años de seguimiento, tras la medición de la actividad fÃsica de una semana, la incidencia global de la insuficiencia cardiaca fue de 98,5 por cada 10.000 años-persona.
Tras el ajuste por edad, sexo, origen étnico, nivel educativo, tabaquismo, Ãndice de privación, Ãndice de masa corporal (IMC), perÃmetro de cintura-cadera e ingesta de frutas/verduras, carnes rojas, carnes procesadas, pescado graso y alcohol, los que realizaban entre 150 y 300 minutos/semana de actividad fÃsica de intensidad moderada (hazard ratio [HR]: 0,37) y de 75 a 150 minutos/semana de actividad fÃsica de intensidad vigorosa (HR: 0,34) tenÃan un menor riesgo de padecer insuficiencia cardiaca que los que no realizaban actividad fÃsica moderada o vigorosa.
Los participantes que realizaban más actividad fÃsica eran, en general, más jóvenes; tenÃan más probabilidades de ser mujeres, de raza blanca y de tener estudios universitarios; eran menos propensos a fumar; y comÃan más fruta y verdura y menos carne roja y procesada. También tenÃan un Ãndice de masa corporal más bajo y menos propensión a padecer hipertensión arterial, diabetes de tipo 2 o a estar bajo tratamiento con estatinas.
El riesgo de insuficiencia cardiaca más bajo se alcanzó con 600 minutos de actividad fÃsica moderada por semana y se estabilizó a partir de entonces.
Además, la asociación entre la actividad fÃsica de intensidad vigorosa y la insuficiencia cardiaca tenÃa forma de J inversa, con una reducción del riesgo potencialmente menor más allá de los 150 minutos/semana.
Los autores concluyeron: «Las recomendaciones actuales de actividad fÃsica de intensidad vigorosa deben fomentarse pero no aumentarse. Por el contrario, aumentar la actividad fÃsica de intensidad moderada puede ser beneficioso incluso para quienes cumplen las recomendaciones actuales».
El Dr. Celis-Morales añadió: «Aunque las recomendaciones son muy claras, los bajos niveles de actividad fÃsica en la población están relacionados más con la forma en que los individuos pueden incorporar la actividad fÃsica en sus ocupadas rutinas que con la comprensión de la cantidad de actividad fÃsica necesaria. SerÃa muy importante aplicar técnicas de cambio de conducta para promover y mantener los niveles de actividad fÃsica de forma sistemática».
¿Médicos a bordo?
«Tenemos que mejorar la capacitación y los conocimientos de los médicos en torno a la prescripción de actividad fÃsica», señaló el Dr. Celis-Morales. «Por lo que sabemos, la prescripción de ejercicio no ha sido un componente clave en su formación médica. Los incentivos podrÃan ser una forma de hacer frente a la renuencia de los médicos, aunque tengan que depender del contexto».
El Dr. Charles German, profesor adjunto de medicina en la sección de cardiologÃa de la University of Chicago en Illinois, Estados Unidos, quien no participó en el estudio, en un comentario para Medscape Noticias Médicas también subrayó la necesidad de que los médicos conozcan estas cuestiones y actúen.
«Los médicos se beneficiarÃan enormemente de un mayor conocimiento sobre las ventajas de la actividad fÃsica, lo que se traducirÃa en un mejor asesoramiento y atención al paciente», aseguró el Dr. German, quien forma parte del Comité del Consejo de Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica de la American Heart Association. «Es absolutamente necesario que se encarguen de orientar y promover la actividad fÃsica entre sus pacientes por cualquier medio necesario».
«Si bien se sabe que la actividad fÃsica moderada o vigorosa se asocia a reducciones de las enfermedades cardiovasculares, lo mismo conlleva la actividad fÃsica de intensidad ligera», añadió. «Los médicos no deben descartar el hecho de que incluso la actividad fÃsica de intensidad ligera puede traducirse en reducciones del riesgo de insuficiencia cardiaca y otras enfermedades».
El estudio fue apoyado en parte por el University of Glasgow Reinvigorating Research Fund. Los autores han declarado no tener ningún conflicto económico pertinente.