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Guía sobre la demencia y los cambios cognitivos relacionados con la edad

La demencia sigue siendo una de las principales causas de discapacidad en personas mayores, además representa una carga para los familiares y otros cuidadores que atienden a estos pacientes.

Se calcula que para el año 2060, a 13,9 millones de estadounidenses mayores de 65 años se les diagnosticará demencia. En la actualidad se cuenta con escasos tratamientos satisfactorios.

A principios de este año, el grupo operativo de la American Psychological Association (APA) emitió la guía clínica «para la evaluación de la demencia y los cambios cognitivos relacionados con la edad”.[1] Si bien estas 16 recomendaciones están dirigidas a psicólogos, los médicos de atención primaria suelen ser los primeros en valorar a un paciente que puede tener demencia. Como médico de familia me resulta muy útil contar con esta guía.

Pruebas neuropsiquiátricas y definición de la gravedad y el tipo

Esta nueva guía hace hincapié en las pruebas neuropsiquiátricas y en la definición de la gravedad y el tipo de demencia presente.

En las últimas dos décadas los diagnósticos de trastornos neurocognitivos leves han aumentado y esto se debe, en parte, a que se diagnostican estos problemas antes y con más precisión. También es importante saber que se están investigando cada vez más los biomarcadores y es indispensable que nos mantengamos al día en los resultados de esta investigación.

El deterioro cognitivo también puede ocurrir con la coexistencia de otros trastornos de salud mental, como la depresión, por lo que es importante también realizar pruebas para detectarlos. Esto suele ser difícil dados los cambios de comportamiento que pueden surgir en la demencia, pero como médicos de atención primaria, debemos diferenciarlos para tratar a nuestros pacientes de forma adecuada.

Consentimiento informado

El consentimiento informado puede convertirse en un problema con los pacientes que tienen demencia. Se debe valorar si el paciente tiene la capacidad de tomar una decisión informada y puede comunicarla de manera competente.

El diagnóstico de demencia por sí solo no impide al paciente dar su consentimiento informado. Es preciso determinar su capacidad mental y si no es capaz de tomar una decisión informada, hay que identificar a la persona legalmente responsable de dar el consentimiento informado en su nombre.

Los pacientes con demencia a menudo tienen otros trastornos médicos concomitantes y toman varios fármacos. Es indispensable mantener registros médicos precisos y listas de fármacos. En ocasiones los pacientes con demencia no pueden proporcionar esta información. Cuando así sea se hará todo lo posible por obtener información de todas las fuentes posibles.

Competencia cultural

La guía también resalta que puede haber diferencias culturales al aplicar las pruebas neuropsiquiátricas. Es nuestro deber mantener la competencia cultural y comprender estas diferencias. Todos debemos hacer lo posible por asegurarnos de controlar nuestros prejuicios y se recomienda que revisemos la literatura pertinente basada en evidencia.

Aunque la discriminación por la edad es común en nuestra sociedad, no debería serlo en nuestras consultas. Por estos motivos es muy importante la divulgación en poblaciones de riesgo.

Datos relevantes

La guía también recomienda tener toda la información posible para nuestra valoración, en especial cuando el paciente no puede proporcionarla.

A menudo, como médicos de atención primaria, derivamos a estos pacientes a otros especialistas y deberíamos proporcionar todos los datos pertinentes a quienes derivamos a estos pacientes. Si no se dispone de toda la información en el momento de la valoración, habrá que programar consultas de seguimiento.

De ser posible, los familiares deben estar presentes en el momento de la consulta, ya que suelen proporcionar información valiosa sobre el alcance y la progresión del deterioro. Además saben cómo se desenvuelve el paciente en el entorno doméstico y cuánta ayuda necesita en las actividades de la vida diaria.

Apoyo al cuidador

Otro factor importante a tener en cuenta es el agotamiento del cuidador. Los cuidadores suelen estar sometidos a mucho estrés y tienen altas tasas de depresión. Es importante proporcionarles educación y apoyo, así como recursos a los que pueden tener acceso. Para algunos aceptar que su ser querido tiene un diagnóstico de demencia puede ser difícil.

Como médicos que tratamos a pacientes con demencia, debemos conocer los recursos disponibles para ayudarlos a ellos y a sus familias. Hay muchas organizaciones locales que pueden ayudar.

Asimismo, la investigación sobre la demencia es continua y necesitamos estar al día. El diagnóstico de demencia debe establecerse lo antes posible utilizando las herramientas de detección adecuadas. Cuanto antes se establezca el diagnóstico más rápido se pueden iniciar las intervenciones y los familiares, lo mismo que el paciente, podrán aceptar el diagnóstico.

A medida que la población envejece, es de esperar que también aumenten las demandas de atención a la demencia. Los médicos de atención primaria estamos en una posición única para diagnosticar la demencia una vez que comienza a aparecer.

Referencias:

American Psychological Association, APA Task Force for the Evaluation of Dementia and Age-Related Cognitive Change. Guidelines for the Evaluation of Dementia and Age-Related Cognitive Change. Febrero 2021. Consultado en versión electrónica.

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Ariadna Velázquez Ricardo
MSc. Informática Esp. Educativa. Esp. Gestión, procesamiento y almacenamiento de la información. CPICM-SC. Infomed.
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