La disfunción sexual femenina es común en personas que padecen diabetes de tipo 1 o de tipo 2, 35% a 71% de las mujeres que tienen uno u otro tipo de diabetes presentan disfunción sexual femenina. Y el problema es que no preguntamos sobre ello.
¿Por qué las mujeres con diabetes presentan disfunción sexual femenina? Los motivos son bastante evidentes. Afecciones como aterosclerosis, neuropatÃa, problemas de salud mental y problemas de imagen corporal son comunes en mujeres que padecen diabetes y todos pueden dar lugar a disfunción sexual femenina. Pero no lo preguntamos y esto es algo muy importante que debemos comenzar a hacer, pues casi tres cuartas partes de las mujeres a las que se les ha preguntado preferirÃa que su equipo médico tocara este tema.
¿Cómo deberÃa abordar el tema?
Una forma de hacerlo es recordar primero que esto es algo que deberÃamos preguntar, asà que podemos empezar por normalizar la conversación. Podemos utilizar una pregunta que implique que el problema es común, diciendo: “Muchas mujeres con diabetes tienen problemas sexuales. ¿Es esto algo sobre lo que le gustarÃa hablar?”. De esta manera se le normaliza y se pide permiso para comentarlo.
Si una mujer dice que tiene un problema, algo más que debemos hacer es modelar el lenguaje que puede utilizar y normalizar su experiencia, asà como escuchar de manera empática.
Una vez que identificamos la disfunción sexual femenina tal vez queramos clasificarla en diferentes tipos. Pueden ser problemas con el deseo, la excitación o el orgasmo, que son las tres fases del ciclo de respuesta sexual. Dependiendo de lo que se identifique se harÃan diferentes tipos de preguntas.
El modelo general a adoptar es el enfoque biopsicosocial, reconociendo que muchos factores pueden contribuir al trastorno de disfunción sexual femenina que una paciente esté experimentando. Si se identifica un factor modificable, desde luego, hacer cualquier cosa que sea necesario para modificarlo es lo que la va a ayudar. Sin embargo, en el caso del trastorno de deseo sexual hipoactivo puede necesitarse tratamiento farmacológico.
Tratamientos no farmacológicos
Hablemos algo de los tratamientos no farmacológicos en que deberÃamos pensar. La educación es un enorme componente, pues es algo sobre lo cual no hablamos lo suficiente.
Se cuenta con terapias sexuales. Puede ser adecuado tomar en cuenta los tratamientos locales, como lubricantes o dilatadores.
En el caso de las mujeres posmenopáusicas que pueden presentar vaginitis atrófica las cremas de estrógeno utilizadas en forma local pueden ser muy útiles. No olvidemos las modificaciones del modo de vida que también pueden tener un efecto importante.
Tratamiento farmacológico
Hay dos fármacos que han sido aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidospara el tratamiento del trastorno de deseo sexual hipoactivo: flibanserina y bremelanotida.
Flibanserina actúa sobre los receptores de serotonina, aumenta efectivamente la noradrenalina y la dopamina, y disminuye la serotonina. Bremelanotida actúa sobre el receptor de melanocortina-4 como un agonista y, por consiguiente, incrementa la actividad de la melanocortina, permitiendo el aumento del deseo sexual. Estos dos fármacos están aprobados por la FDA para tratar el trastorno de deseo sexual hipoactivo en mujeres premenopáusicas.
Otros tratamientos que se podrÃan ofrecer serÃan sin indicación oficial. Por ejemplo, se podrÃa utilizar bupropión o buspirona con uso extraoficial para tratar el trastorno de deseo sexual hipoactivo. En una mujer posmenopáusica se podrÃa emplear testosterona con uso extraoficial para alcanzar los niveles de testosterona que están dentro de los niveles fisiológicos femeninos normales.
Se están investigando otros tratamientos para el trastorno de deseo sexual hipoactivo, que es uno de los más frecuentes que pueden presentarse en la disfunción sexual femenina.
La conclusión práctica más importante es que la educación es un componente decisivo, lo mismo que la sexoterapia (que puede ser muy útil), las terapias locales y los tratamientos no farmacológicos. Y también, desde luego, los tratamientos farmacológicos están en la lista.
Pero si no preguntamos no sabremos. Es decisivo recordar que la disfunción sexual femenina es común en la diabetes y debe convertirse en una cuestión sobre la que sistemáticamente debemos preguntar.