Palma Soriano.- El nuevo coronavirus impuso como métodos de protección estrictas medidas sanitarias: el distanciamiento social, las cuarentenas; a la vez que obligó a las economÃas, a profundizar o incorporar de manera repentina el teletrabajo.
Cuba dictó medidas laborales, salariales y de seguridad social, con el fin de que nadie quedara desamparado frente a la Covid-19.
Entre las disposiciones destaca el fomento del trabajo a distancia, alternativa que se suma a la larga lista de quehaceres, que sobre todo para las mujeres se alza en el hogar. La conocida sentencia de que en una casa el trabajo nunca se termina, parece tallada en piedra en las actuales circunstancias, pues, hay que limpiar, fregar, cocinar, desinfectar superficies de uso común con soluciones alcohólicas o cloradas y como todas las actividades han transcurrido mayormente dentro de la casa, es necesario organizar el desorden que constantemente se crea.
Las féminas deben, además, levantarse temprano, supervisar la educación de los más pequeños, sentarse frente a la computadora a trabajar, salir a comprar alimentos, etc., orden del dÃa que se ha repetido en estos últimos meses.
Estar en casa ha representado igualmente ocupaciones y distracción, enemigos de la productividad, al igual que el fatÃdico arte de posponer las cosas, asà como el cansancio. De ahÃ, que sean muchos los obstáculos con los que se ha tenido que lidiar, pero, cuando se tienen ganas de hacer y se pone esfuerzo en los objetivos, se logra alcanzar la meta.
Se ha hecho del teletrabajo un método funcional, práctico y eficiente, combinándolo con la presencia en los centros de labor. Las féminas han demostrado que con paciencia y creatividad se pueden lograr muchas cosas, pues, el teletrabajo se ha vuelto parte de la vida, mostrando que sà se encuentran soluciones a los tiempos difÃciles.
Buscando siempre el balance entre el hogar y la profesión, las mujeres han salido airosas también durante este tiempo de pandemia.