El prestigioso investigador argentino propone una mirada humanista y transdisciplinaria sobre el envejecimiento y la demencia. La salud cerebral no se reduce a la actividad neuronal: también depende del propósito, el contexto y las desigualdades. En esta entrevista con IntraMed, Ibáñez despliega conceptos fundamentales para repensar el rol de la medicina frente al envejecimiento: la salud cerebral como un bien colectivo; la inteligencia artificial como una herramienta poderosa y peligrosa; y el propósito vital como un factor neurobiológico de resiliencia. Sus respuestas invitan a ampliar el mapa: el cerebro no se entiende solo desde adentro, sino desde todo lo que lo rodea.
“Sin un sentido en la vida, también se enferma el cerebro”: el impacto del vacío existencial en el bienestar cognitivo
El prestigioso investigador argentino propone una mirada humanista y transdisciplinaria sobre el envejecimiento y la demencia. La salud cerebral no se reduce a la actividad neuronal: también depende del propósito, el contexto y las desigualdades.
Agustín Ibáñez es neurocientífico, sanjuanino y fundador del Instituto
Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat). Su trabajo transita las fronteras entre neurociencia, salud pública, tecnología e inequidad social. Desde sus roles en la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile) y el Trinity College de Irlanda, lidera investigaciones que buscan entender cómo envejecemos y qué podemos hacer —como médicos, como sociedades— para evitar que el deterioro cognitivo sea inevitable.
Pero detrás del investigador y referente académico, hay también una historia personal que atraviesa su mirada: su padre tuvo demencia, y él mismo reconoce haber sido un mal cuidador. Esa experiencia íntima y transformadora probablemente nutra su enfoque humano, crítico y multidimensional. Para Ibáñez, hablar de demencia no es solo hablar de memoria y de redes neuronales, sino también de contaminación ambiental, desigualdad, sentido de vida y decisiones políticas.
En esta entrevista con IntraMed, Ibáñez despliega conceptos fundamentales para repensar el rol de la medicina frente al envejecimiento: la salud cerebral como un bien colectivo; la inteligencia artificial como una herramienta poderosa y peligrosa; y el propósito vital como un factor neurobiológico de resiliencia. Sus respuestas invitan a ampliar el mapa: el cerebro no se entiende solo desde adentro, sino desde todo lo que lo rodea.
Entrevista
¿Qué significa salud cerebral? Los médicos solemos ser reduccionistas y hablamos solamente de salud física y salud mental.
La OMS define a la salud cerebral como el estado de funcionamiento óptimo del cerebro, que te permite pensar, sentir, aprender, moverte, trabajar, disfrutar de la vida. Por ende incluye aspectos cognitivos, emocionales, sociales y motores. Depende tanto de la genética y de la biología como de los factores ambientales, sociales y del estilo de vida. Está mucho más conectada a la salud mental de lo que pensamos. De hecho, si miras las dos definiciones de la OMS de salud mental y salud cerebral son muy parecidas. Y también nos habla de que entender la salud mental y cerebral requiere comprender el interjuego de los factores ambientales y corporales del cerebro.
¿Cuál es la influencia del factor sociocultural en el diagnóstico de demencia a lo largo de América Latina? Teniendo en cuenta esta paradoja demográfica que estamos viviendo: la expectativa de vida se ha duplicado, pero los índices de natalidad han disminuido.
Como vos bien decís, la demencia es un problema grave que está creciendo en Latinoamérica. De aquí al 2050 se espera un crecimiento más o menos de un 100 a un 250% según distintos lugares. Y no debiese ser el caso, ¿no? La salud tiende a mejorar cada vez, pero hay muchos factores: factores de estilo de vida, factores ambientales, que están teniendo un impacto tremendo. En Latinoamérica incluso tenemos un subdiagnóstico de la demencia, lo cual es terrible porque quiere decir que hay muchos más casos de los que creemos. Los factores que influyen son muy variados.
Acabamos de publicar un trabajo en Nature Medicine que muestra que lo que te envejece es algo tan variado como, por ejemplo, la contaminación en el aire, pero también factores sociales, tu nivel socioeconómico, el tipo de sociedad más desigual o menos desigual en la que vivís. La equidad de género, la migración, pero incluso factores que uno normalmente no los conectaría con la salud; como la estabilidad democrática, la inestabilidad sociopolítica de un país. Estos factores generan estrés, generan mecanismos alostáticos, generan mecanismos de toxinas ambientales o toxinas sociales que producen un efecto acumulado en tu cuerpo, que impactan tu salud cardiometabólica, que impactan tu inflamación y que impactan tu cerebro. Esto influye particularmente en la demencia y particularmente en la enfermedad de Alzheimer que es muy susceptible a todos estos factores ambientales. Probablemente estos son los principales factores que explican, junto con el crecimiento demográfico, el incremento de la prevalencia de la demencia.
Una frase tuya es que “la pobreza no solamente está en la billetera, en el bolsillo, sino también en la cabeza”
Ese es el punto. Cuando uno mira el impacto socioeconómico tendemos a medir en los activos materiales, si tenés o no tenés una casa, un auto, si tenés acceso o no tenés acceso, y no miramos nuestro activo más importante que es tu cerebro. Hay un impacto claro y directo desde la educación al nivel socioeconómico, en el volumen de tu cerebro, en las conexiones de tu cerebro, en cuán bien o mal trabaja tu cerebro y en la capacidad de resiliencia incluso.
¿Cuán importante te parece la importancia de tener un propósito, un objetivo en la vida?
Es una buena pregunta. ¿Qué sabemos? Tenemos lo que se llama el meaning, ¿no? Como tener sentido en la vida, tener un propósito. Primero que nada que es un factor de resiliencia, te permite soportar un montón más de adversidades, te permite darle sentido a tu vida. Cuando uno no le da sentido a la vida, los factores adversos, el estrés, los problemas, se pueden volver muchísimo más intensos. En cambio cuando uno tiene un sentido en la vida, tolera mucho más.
Y básicamente el sentido es algo que la medicina ha olvidado mucho Y sabemos cuánto impacta. Un premio Nobel acuñó un término que se llama diseases of despair, enfermedades o muertes de la desesperanza, que empezaron a subir, a tener un pique en los Estados Unidos muy fuerte, como el alcoholismo, el suicidio, ese tipo de cosas. Y son enfermedades de la pérdida del sentido, básicamente. Y estas enfermedades no solo generan más suicidio, más adicción y más estrés, hay realmente un impacto biológico de la falta del sentido en tu organismo.
Seguir la entrevista: https://www.intramed.net/content/entrevista-dr-agustin-ibanez