Este 16 de noviembre es el día mundial del cáncer de páncreas, una enfermedad que no suele causar síntomas en los estadios iniciales, complejizando el proceso de tratamiento en las personas afectadas. Según estadísticas de la Coalición Mundial contra el Cáncer de Páncreas (WPCC), cada día se diagnostican más de 1.300 casos a nivel global; para 2025, se contabilizarán 557.688 casos.
Para los especialistas, el cáncer de páncreas es uno de los más agresivos y mortales entre todos los tumores que se conocen: su tasa de supervivencia ronda entre el 8 y el 14%, siendo la menor en las patologías oncológicas.
¿Qué es el páncreas?
El páncreas es una glándula de de aproximadamente 15 centímetros de longitud ubicado en la región abdominal. Su forma es similar a la de una pera plana y está circundado por el estómago, el intestino delgado, el hígado, el bazo y la vesícula biliar. La porción más ancha del páncreas en el lado derecho se denomina cabeza, mientras que las secciones intermedias se conocen como cuello y cuerpo. Sus principales funciones son la regulación de la glucemia (quizás la más conocida) y apoyar en la digestión.
Al interior del cuerpo humano, su ubicación -detrás del estómago y el colon, en contacto estrecho con el duodeno, la vía biliar, las arterias y venas intestinales, la aorta, entre otros- es un detonante para la rápida expansión hacia otros sistemas del organismo en apariencia sanos.
¿Qué sucede cuando aparece el cáncer de páncreas?
El cáncer de páncreas no tiene un origen diferente al de la mayoría de enfermedades oncológicas: todo comienza con el crecimiento descontrolado de células anómalas, resultando en un tumor. Hasta la fecha, se conocen dos grandes clasificaciones -asociadas también a la función de este órgano-: