La prioridad otorgada desde sus inicios por la Revolución a crear el capital humano necesario para emprender el desarrollo de la ciencia nacional, construir la infraestructura requerida y lograr insertarnos, casi tres décadas después, en el naciente sector de la industria biotecnológica bajo la guía de Fidel, hizo posible que Cuba dispusiera de una sólida capacidad de respuesta ante la situación de emergencia provocada por la entrada al país de la COVID-19, en marzo pasado.
A partir de ese momento nuestro sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación, caracterizado por su concepción integral y multisectorial, junto a la labor abnegada de médicos, el personal de enfermería, técnicos y demás trabajadores de la Salud, devino en la principal fortaleza frente a la pandemia y posibilitó obtener resultados que nos colocan entre las naciones con más baja letalidad en las Américas y a nivel internacional, sin lamentar hasta el momento el fallecimiento de ningún niño, ni haber colapsado las unidades de terapia intensiva, además de mantener baja la cifra de pacientes graves y críticos, por citar algunos de los más prominentes.