La colecistitis aguda es la inflamación de la vesícula biliar que se puede clasificar según su patogenia en litiásica y alitiásica. La colecistitis alitiásica puede tener diferentes orígenes, que incluyen: causas bacterianas, virales, micóticas, parasitarias y neoplásicas.(1) Esta afección es más frecuentemente ocasionada por la presencia de cálculos biliares, y se estima que entre 15 y 20 % de los afectados que inicialmente son asintomáticos presentan síntomas, con una incidencia de hasta 11 %.(1,2)
Ahora bien, las manifestaciones clínicas de dicha enfermedad son dolor intenso en el hipocondrio derecho, fiebre, contractura abdominal, signo de Murphy positivo y leucocitosis. El cuadro clínico y los hallazgos de laboratorio por sí solos no son suficientes para establecer el diagnóstico; es crucial la confirmación a través de la ecografía, considerada el examen complementario fundamental, que proporciona elementos clásicos para este propósito.(3,4)
En América Latina, se informa que entre 5 y 15 % de la población presenta litiasis vesicular, siendo Estados Unidos, Chile y Bolivia algunos de los países con los índices más altos de esta enfermedad.(1) De esta manera, la colecistitis aguda es de gran interés a escala mundial, puesto que, actualmente, existen guías internacionales que establecen estándares en cuanto al diagnóstico, la clasificación de la severidad y el tratamiento de los pacientes con esta condición.(2,3)
Cabe destacar que el tratamiento definitivo de estos pacientes es la colecistectomía.(5) La vía laparoscópica precoz se considera la mejor opción y se realiza a escala mundial, con una estimación de 115 procedimientos por cada 100 000 habitantes anualmente.(2) Se define como colecistectomía precoz a la intervención realizada dentro de las primeras 72 horas del inicio de los síntomas, mientras que la colecistectomía tardía se refiere a aquella efectuada después de este periodo.
Esta técnica ha transformado la atención de los pacientes con la afección vesicular desde el punto de vista quirúrgico, debido a que está asociada con una menor morbilidad;(2,6) aunque, en individuos con alto riesgo, tanto la morbilidad como la mortalidad pueden ser considerablemente altas, con tasas que oscilan entre 0,8 y 2,0 %, así como hasta 6,0 % en pacientes con colecistitis aguda severa.(7)
Según refieren Adelmonen y Mohamed,(8) para estandarizar la clasificación de las complicaciones posoperatorias, Clavien-Dindo proponen un esquema de clasificación basado en grados, que fue inicialmente diseñado para la colecistectomía y modificado de 1992. Según su definición, una complicación es cualquier desviación del curso posoperatorio normal, lo que se aplica en muchos campos de la cirugía y permite registrar complicaciones secundarias a procedimientos quirúrgicos electivos. Por su utilidad, se ha considerado pertinente aplicarla en esta investigación.
La estratificación de la gravedad de las complicaciones posoperatorias y el tratamiento para su solución son descritos por Clavien-Dindo, y tiene cuenta los siguientes grados:(8)
– Grado I: requiere un procedimiento invasivo menor, que puede ser realizado en el lecho del paciente, por ejemplo, colocación de sonda nasogástrica, vesical o drenaje de infección en la herida quirúrgica; administración de antieméticos, antipiréticos, analgésicos, diuréticos, soluciones electrolíticas y fisioterapia).
– Grado II: requiere tratamiento farmacológico con medicamentos diferentes a las del grado I, por ejemplo, antibióticos, hemoderivados, nutrición parenteral total.
– Grado III: requiere intervención quirúrgica, endoscópica o radiología intervencionista, con anestesia general o sin ella.
– Grado IV: complicación que amenaza la vida, la cual necesita tratamiento en unidades de cuidados intensivos o intermedios, incluidas disfunciones orgánicas únicas (diálisis) o múltiples.
– Grado V: muerte del paciente
Las complicaciones se clasifican en menores (grados I al III) y mayores (grados IV y V).
De hecho, la pandemia de COVID-19 constituyó un desafío significativo para el sistema de salud, pues impulsó esfuerzos para aumentar la capacidad hospitalaria, a fin de atender un número progresivo de pacientes con dicha afección, lo que resultó en un detrimento de la atención a los pacientes que requerían intervenciones quirúrgicas laparoscópica y convencional, tanto electivas como urgentes.(9) El aumento sostenido del número de afectados con enfermedades biliodigestivas en este contexto, exacerbado por las condiciones adversas provocadas por la COVID-19, constituye un verdadero problema científico. En consecuencia, se consideró oportuno realizar el presente estudio con el objetivo de caracterizar a los pacientes operados de urgencia por presentar colecistitis aguda, según variables clínicas, diagnósticas, terapéuticas y evolutivas.
Detalles en: https://medisan.sld.cu/index.php/san/article/view/4955/html