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Dr.C. María Enriqueta Rodríguez Bernard (1927-2020)

El pasado 29 de julio de 2020, falleció  la Maestra de Maestros María Enriqueta Rodríguez Bernard, fundadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente, Especialista de Primer y Segundo Grado en Ginecología y Obstetricia quien ostentaba  la categoría docente de Profesora Titular, Consultante y de Mérito y el grado científico de Doctora en Ciencias Médicas.

Su desaparición física deja un inmenso vacío.

Esta insigne profesora  nació el 6 de abril de 1927  en Santiago de Cuba, en el seno de una familia con pocos recursos económicos. Hija menor de José Rodríguez y Enriqueta Bernard.

Luego de haber cursado con magníficos resultados las etapas escolares previas, ingresó en la Universidad de La Habana en 1946 para estudiar  la carrera  de medicina y 7 años después recibió con honores su diploma de graduada.

A lo largo de su fructífera trayectoria laboral ocupó diversas responsabilidades docentes y de dirección, imposible reseñar en estas breves cuartillas, principalmente en los hospitales “Saturnino Lora”, Materno Norte “Tamara Bunke” y  Materno Sur  “Mariana Grajales”, en los dos últimos como vice directora docente.

Era Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología,  Miembro Honorario de la Sección Infanto-Juvenil  de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología, Miembro de la Federación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología (FLASOG) y la FIGO.

Compartió sus saberes en congresos nacionales e internacionales y  otras actividades del Sector, en muchas de las cuales se desempeñó como presidenta, secretaria o integrante de mesas redondas, pues su opinión sobre asuntos científicos relacionados con su especialidad fue siempre altamente apreciada y respetada.

Junto a su sabiduría se distinguían muy especialmente el compromiso con la sociedad y la fidelidad a la Revolución.

Asimismo fue encomiable su labor como formadora de varias generaciones de especialistas en Ginecología y Obstetricia y otros profesionales de la salud.

Integró las filas del PCC y participó activamente en las organizaciones de masas.

Su contribución al  desarrollo de la especialidad en Granma, Guantánamo, Holguín y Las Tunas fue meritoria, igualmente  su desempeño asistencial, investigativo y docente ha dejado su huella en la formación profesional de especialistas de Angola, Yemen, Guyana y Nicaragua.

Cumplió misión internacionalista en Guyana y en Yemen, su labor en estos países no fue solo asistencial porque  realizó además las funciones que corresponden a un profesor universitario de su categoría docente y científica.

Su gran erudición le posibilitó  defender en idioma inglés el trabajo “Epidemiología del cáncer del aparato reproductor femenino. Factores de riesgo”, ante el Consejo Científico de la Universidad de Willhem Pieck en Rostock en la República Democrática de Alemania, convirtiéndose así  en la primera galena de la provincia de Santiago de Cuba y del ISCM en alcanzar el grado científico de Doctora en Ciencias Médicas .

También es relevante su aporte al enriquecimiento de la bibliografía médica cubana con publicaciones en revistas y libros.

Por su meritoria contribución al desarrollo de la especialidad y su  consagración infinita al trabajo recibió numerosos reconocimientos y distinciones, entre las cuales destacan diploma de Fundadora de la Escuela de Medicina, Profesor de Mérito de la Universidad Médica de Santiago de Cuba, Medalla “Manuel “Piti” Fajardo”  por 25 años de servicio ininterrumpido en la salud, Medalla Trabajador Internacionalista, diploma del MINSAP en 1983 por el 30 aniversario de su graduación.

El Profesor Antonio Oliva, uno de sus más cercanos y fieles colegas, refiere que la doctora María Rodríguez era muy exigente, enérgica  pero también tierna y amorosa; preocupada siempre por enseñar y aprender e inculcar  a los demás esa misma vocación por el magisterio y recuerda que  ella tenía un concepto especial del significado de la suerte pues afirmaba que la perseverancia, el amor al trabajo, la responsabilidad, el respeto a los pacientes y sus familiares, el estricto cumplimiento de los principios éticos eran esenciales y repetía con frecuencia la última estrofa del poema de Pablo Neruda

“No culpes a nadie”:

“Levántate y mira el sol por las mañanas

y respira la luz del amanecer.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida,

ahora despiértate, lucha, camina, decídete

y triunfarás en la vida.

Nunca pienses en

la suerte, porque la suerte es

el pretexto de los fracasados”.

Para sus hijos Manuel Enrique y José Enrique, para sus compañeros de labor de tantos años, para sus pacientes y familiares, vecinos, amigos, compañeros de militancia revolucionaria, nuestro más sentido pésame.

Descanse en paz, querida Profesora, porque su recuerdo perdurará siempre enlas generaciones de profesionales que se nutrieron de su sabiduría.

Las  parejas y familias para las que usted fue apoyo indispensable tampoco la olvidarán.

¡Gracias por su ejemplo!

 

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Elaine Duperet
Lic. en Gestión de Información en Salud. Especialista Principal del Área de Gestión. CPICM-SC
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