“La epidemiología cubana y santiaguera ha perdido a una gran científica”- nos comunica muy sentido el Dr. en Ciencias, Luis Eugenio Valdés García, Especialista II Grado en Epidemiología.

María Iluminada trabajó como directora del área de salud del Policlínico 30 de Noviembre con resultados meritorios y allí inició sus estudios sobre la Lepra en Santiago de Cuba, campo en el cual hizo aportes significativos no solo en Santiago de Cuba sino a nivel nacional.

Comenzó su residencia en la especialidad de Epidemiología en el año 1979 y se gradúa dos años después. Luego inicia la Ciudad Héroe un extenso y fructífero servicio en el campo de las infecciones de transmisión sexual y el SIDA, además en el control de situaciones epidémicas complejas como brotes de fiebre tifoidea, dengue, cólera y neuropatía epidémica, obteniendo el segundo grado de la especialidad en 1992.

Su desempeño como docente lo inicio en la Facultad de Medicina No. 2, llegando a ser jefa del Departamento de Salud durante10 años , además impartir docencia en los cursos para técnicos y licenciados en Higiene y Epidemiología.

Orozco González, alcanzó la categoría superior de profesora auxiliar en 1994; y en 2007, la de profesora consultante. Tuvo un destacado desempeño como miembro de tribunales estatales y de promoción de categorías docentes y en su labor internacional destacan las relaciones con universidades de México y Venezuela. Fue Miembro Titular de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología, siendo integrante de la Junta de Gobierno de la misma, en la filial de Santiago de Cuba.

Master en Salud Pública, la profesora Orozco se distinguió en los aportes teóricos y prácticos del sector, en particular en el análisis de la situaciones del estado de salud de la población cubana. De hecho, fue autora de varios artículos científicos en revistas nacionales e internacionales, y co-autora de libros de textos de Epidemiología que avalan su labor científica e investigativa.

Durante su carrera profesional, fungió como tutora de un considerable número de trabajos de terminación de residencia de epidemiólogos, másters en enfermedades infecciosas, salud pública y atención primaria de salud, ganándose el respeto y la admiración de sus alumnos y compañeros de trabajo.

A pesar de su edad y problemas de salud se mantuvo activa hasta el momento de su muerte, aportando ideas, asesorando a directivos de unidades de salud y del sistema de salud en la provincia de Santiago de Cuba.

Al morir ostentaba entre otras condecoraciones las Medallas de: la Alfabetización, la XL Aniversario de las FAR, la ‘Piti Fajardo’, la Distinción por la Educación Cubana, la Pepito Tey y la Placa Conmemorativa LV Aniversario de la Escuela Medicina de Santiago de Cuba.

“El vacío que nos deja la profesora Iluminada es muy grande”- nos dice dolido Valdés García; “solo lo mitiga el espíritu de sacrificio y el ejemplo que legó a generaciones de epidemiólogos y salubristas santiagueros”.