Con 40 casos menos que en igual período de 2019, Santiago de Cuba registra en lo que va de año 143 nuevos diagnósticos de VIH, sin que pueda significar una tendencia a la reducción de la incidencia de la infección por este virus, debido a que ha existido una disminución de la búsqueda activa de personas seropositiva.

La doctora María Dolores Malfrán García, responsable del Programa de prevención y control de las ITS-VIH/Sida y hepatitis virales en la provincia, destacó que una de las formas más efectivas para alcanzar personas con pruebas de VIH, son las actividades del movimiento ¨Hazte la Prueba¨, en las intervenciones comunitarias, en los centros laborales, educacionales y en zonas y sitios de afluencia de las poblaciones claves de la epidemia, actividades que generaban aglomeraciones, algo impensable en tiempos de coronavirus.

Asimismo, en los meses de mayor tensión por la transmisión de covid-19 en territorio santiaguero, disminuyeron las consultas externas y otras prestaciones de Salud que también constituyen fuente de búsqueda para el diagnóstico, al indicarse en estos la determinación del estado serológico de los pacientes.

“Aun cuando se han tomado alternativas para alcanzar personas con pruebas de VIH a través de los promotores de los grupos claves que deciden en la epidemia, de no haberse producido la situación epidemiológica causada por el SARS-Cov-2, se habría realizado más pruebas -porque los medios para realizarlas existen- y están disponibles para toda la población”, afirmó la experta.

Además acotó que su experiencia de 25 años trabajando con la epidemiología del VIH/Sida en la provincia le permiten suponer que el comportamiento real de la epidemia ha sido muy similar al del año precedente.

La especialista informó que Santiago de Cuba mantiene la condición de eliminación de la transmisión de VIH/Sida de madre a hijo, pues los hijos nacidos de madres seropositivas al VIH han sido negativos.

Finalmente, Malfrán García exhortó a las personas a interesarse por conocer su estado serológico porque este es el primer paso en el control de la epidemia, para frenar los contagios y manejar oportunamente la salud de los pacientes seropositivos, quienes tienen acceso a eficaces medicamentos y servicios médicos con un impacto positivo en la calidad de vida y la supervivencia.