Los efectos del cambio climático se han extendido e intensificado en los últimos 50 años, de tal forma que la temperatura media global ya se ha elevado 1,1 ºC. El cambio es más notable en regiones altas y polares, pero es en las tropicales donde se están aproximando a los lÃmites térmicos de muchos organismos. Al ritmo actual, se prevé un calentamiento de entre 2,5 y 2,9 ºC al final de este siglo.
Este y otros cambios en el clima (como en las precipitaciones, dando lugar a un aumento de las inundaciones en algunas áreas y a sequÃa en otras) tiene importantes consecuencias en las enfermedades transmitidas por vectores, por afectar a los patógenos, vectores y huéspedes, asà como en nuestra capacidad de prevenirlas y tratarlas.
Sin embargo, no es fácil determinar exactamente qué alteraciones son atribuibles al cambio climático, ya que la modificación en el uso de la tierra, la abundancia de los huéspedes humanos o las medidas de control de los vectores también tienen un papel. La dificultad es aún mayor al tratar de discernir qué parte de este cambio climático es debido a la actividad humana, aunque están surgiendo nuevos métodos cientÃficos para conseguirlo.
Entre los efectos del aumento de las temperaturas, se encuentra el aumento del riesgo de la transmisión humano-humano y del paso del reservorio animal al ser humano, que determinan la tasa de expansión de la enfermedad en una población susceptible. El rango geográfico de muchas enfermedades puede expandirse.
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) creado por la Organización de Naciones Unidas, ha informado acerca del aumento de la prevalencia de enfermedades transmitidas por vectores en las últimas décadas y de que se espera que las de la malaria, dengue, virus del Nilo Occidental y Lyme aumenten particularmente durante los próximos 80 años si no se toman medidas para mitigarlo.
Malaria
La malaria es la más mortal de las enfermedades transmitidas por vectores sensibles al clima, asà como la más estudiada. En muchas regiones, es estacional o epidémica, por lo que responde rápidamente a cambios en lluvias, humedad y temperatura. En el caso de Colombia y EtiopÃa, esto ha hecho que se extienda hacia regiones de mayor altitud en las que no se encontraba previamente. Por otro lado, las sequÃas pueden reducir la prevalencia de malaria en otras regiones.
La malaria está resurgiendo en algunas regiones como consecuencia del descenso en la financiación y el aumento de las resistencias a fármacos e insecticidas, por lo que se necesita invertir en innovación para mantenerse al dÃa con los retos biológicos y socioeconómicos.
Dengue
El dengue es la enfermedad viral transmitida por mosquitos más frecuente en el mundo, presente en más de 100 paÃses. En décadas recientes su ritmo de expansión se ha acelerado por la menor presencia de programas de control de vectores y por el aumento del comercio global y los viajes. El agua estancada en contenedores procedentes de regiones endémicas actúa como criadero de mosquitos que son transportados con la mercancÃa. La existencia de huevos de mosquito Aedes resistentes a la sequÃa facilita aún más este proceso.
Actualmente, el principal vector de expansión hacia el norte del dengue son los movimientos humanos hacia zonas que no tenÃan el mosquito, pero sà condiciones climáticas adecuadas para su desarrollo. Se calcula que para el año 2030, sin embargo, la causa de expansión más importante será el cambio climático.
Enfermedad de Lyme
Es la enfermedad transmitida por garrapatas más común mundialmente. El ciclo vital de las garrapatas está fuertemente influenciado por la abundancia de huéspedes que actúan como reservorio (mamÃferos, lagartijas y pájaros) y por la temperatura ambiental. El aumento en el número de casos de enfermedad de Lyme en algunas zonas de Estados Unidos se relaciona con la recuperación de una especie de ciervos y con la prolongación del verano resultado del cambio climático, que aumenta la interacción entre humanos y garrapatas. El calentamiento global también se ha asociado con la expansión de las garrapatas a zonas de Canadá y Noruega, con el correspondiente incremento de casos de enfermedad de Lyme.
Virus del Nilo Occidental
Este virus forma parte de un ecosistema complejo centrado alrededor de un ciclo entre 65 especies de mosquitos y más de 300 de pájaros. Los humanos (asà como otros mamÃferos) pueden infectarse de forma incidental y, aunque la mayor parte de las veces es asintomática, puede dar lugar a una enfermedad neuroinvasiva mortal en pacientes mayores o inmunocomprometidos. El aumento de las temperaturas hace que se espere un traslado del ciclo hacia el norte, ya que su temperatura óptima se sitúa en torno a los 24 ºC. Esto ya está sucediendo en Europa, con la detección de casos en Alemania recientemente tras una temporada inusualmente cálida.
Prevención
Se deben adaptar las estrategias de salud pública para el control de enfermedades transmitidas por vectores para incluir los efectos del cambio climático de acuerdo con el riesgo de expansión de cada enfermedad y el ciclo de vida del patógeno.
Además de en la prevención de la malaria, se está trabajando en vacunas contra la enfermedad de Lyme y el dengue en sendos ensayos clÃnicos de fase 3. Aunque la creciente desconfianza en las vacunas supone un reto, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático sostiene que el desarrollo y la distribución exitosa de vacunas tiene el potencial de subvertir los efectos del cambio climático sobre las enfermedades transmitidas por vectores.
La educación de todo el personal sanitario acerca de estas enfermedades es necesaria, especialmente en regiones en las que están emergiendo o se espera que lo hagan. Por parte de las instituciones, debemos exigir esfuerzos urgentes para mantener las temperaturas globales por debajo de los umbrales crÃticos.