El 24 de abril, en la clausura del Primer Congreso Una Sola Salud, el ministro de Salud Pública, Dr. José Angel Portal Miranda, afirmó: “En un mundo donde el 75% de las enfermedades emergentes tiene origen animal, donde la resistencia a los antibióticos podría matar anualmente a 10 millones de personas para el 2050 y el cambio climático multiplica la crisis sanitaria, el enfoque que defiende el paradigma de una sola salud ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad de supervivencia”.
Más adelante, señaló que hay que concertar e integrar acciones y voluntades para hacer frente a los desequilibrios y enfermedades que afectan hoy por igual la salud humana, animal y ambiental imprescindible para el bienestar de todos los seres vivos en el planeta y exhortó a seguir trabajando, siguiendo esos preceptos, impostergables también, para avanzar en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, de manera particular el No. 3, dirigido a “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”.
Por otra parte, la Organización Mundial de Sanidad Animal ha informado a la comunidad veterinaria y a las personas en general los siguientes datos:
- El 60% de las enfermedades humanas infecciosas son zoonóticas.
- Al menos un 75% de los agentes patógenos de las enfermedades infecciosas emergentes del ser humano (incluidos el ébola, el VIH y la influenza) son de origen animal.
- Cinco nuevas enfermedades humanas aparecen cada año, tres de las cuales son de origen animal.
- El 80% de los agentes patógenos que pueden utilizarse con fines de bioterrorismo son zoonóticos.
Resulta suficiente esta información para comprender e interpretar que las enfermedades de origen animal a las que el hombre es sensible representan riesgos mundiales para la salud pública.
Esos riesgos se acentúan con ciertos factores, tales como:
- La mundialización: intensificación de las relaciones sociales en escala mundial, que unen localidades distantes de manera tal que acontecimientos locales son modelados por eventos ocurriendo a largas distancias y viceversa.
- Los cambios climáticos: variaciones en el estado del sistema climático terrestre, formado por la atmósfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera y la biosfera, que perdura durante períodos de tiempo suficientemente largos hasta alcanzar un nuevo equilibrio.
- Los cambios de comportamiento humano: modificación en la forma en que las personas responden ante estímulos o situaciones en su entorno.
La salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten.
Teniendo en cuenta todo lo anterior y prestando atención a los criterios de la Organización Mundial de Sanidad Animal y de la Asociación Mundial de Veterinaria, que señalan la importancia de las funciones y responsabilidades de la profesión veterinaria para la salud pública, hay que reconocer que existen actividades veterinarias específicas claves para garantizar la continuidad, como la seguridad alimentaria, la prevención de enfermedades y la gestión de emergencias, de ahí parte de la contribución de la profesión a lo concerniente al concepto de una sola salud.
Algunos expertos describen estas actividades como sinergias entre la salud pública y la salud pública veterinaria.
Es crucial que la profesión veterinaria garantice tareas como los servicios de inspección y regulación veterinaria, nacionales y locales, que deben observar la integridad de la salud pública; mantener las medidas preventivas, como la vacunación contra enfermedades con un impacto económico o de salud pública significativo; velar por que solo los animales sanos y sus productos sean introducidos en la cadena alimentaria, para garantizar la seguridad alimentaria de la población; atender las situaciones de emergencia y las actividades prioritarias de investigación.
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