La incontinencia urinaria por lo general es producto de problemas con los músculos y los nervios que ayudan a la vejiga a sostener la orina o liberarla. Ciertas situaciones de salud particulares de las mujeres, como el embarazo, el parto y la menopausia, pueden provocar problemas con estos músculos y nervios.
La menopausia es un conjunto muy amplio de síntomas que empiezan a producirse cuando el tiempo de vida fértil de una mujer se agota.
Los principales y más conocidos síntomas de la menopausia son los sofocos y cambios de humor; pero el cambio hormonal que sufre el cuerpo de una mujer durante la menopausia produce muchos otros efectos que lo modificarán de forma permanente.
Se calcula que un 24% de las mujeres padece incontinencia urinaria, haciéndose más frecuente a medida que avanza la edad. Por ejemplo, esta incidencia aumenta al 30-40% en mujeres de mediana edad y hasta el 50% en mujeres ancianas.
Esto se debe a que, con la edad, disminuye la producción de los estrógenos, siendo mucho más pronunciada en la transición menopáusica. Todo esto produce una disminución de la elasticidad y resistencia de los tejidos y músculos, como es el caso del suelo pélvico, la vejiga, la uretra o la vagina.
La incontinencia urinaria tiene una alta repercusión en la vida diaria de las mujeres afectadas, tanto a nivel físico como emocional.
Fisiopatología y tratamiento de la incontinencia urinaria en mujeres La incontinencia urinaria (UI) se refiere a cualquier pérdida involuntaria de orina. Esta patología es más frecuente en mujeres que en hombres, donde un 10% de todas las mujeres adultas padecen de esta enfermedad. El envejecimiento, los cambios hormonales, la obesidad, ser multípara, el entrenamiento de alto impacto y el sedentarismo son algunos de los factores de riesgo asociados a la UI.