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El bienestar laboral de los médicos Burnout en personal de salud

Existe una creciente preocupación por el bienestar de los médicos y las consecuencias que acarrea la calidad de vida deficiente para los propios profesionales, sus pacientes y el sistema de atención de la salud en general.

El bajo bienestar de los médicos ha sido atribuido a varios conceptos, incluidos el estrés agudo y crónico, el trauma, la angustia moral, el síndrome de la segunda víctima, el agotamiento profesional (burnout) y la depresión, y se asocia con malos resultados en la actividad asistencial.

Aquí se analiza:
1) el desarrollo de los dos constructos más estudiados, el burnout o agotamiento profesional y la depresión y su aplicación a los médicos.
2) el progreso en la mejora del bienestar en poblaciones específicas.
3) la utilidad de las intervenciones a nivel individual y del sistema para mejorar el bienestar profesional.
4) los próximos pasos críticos para facilitar el progreso en los años venideros.

Breve historia del constructo del burnout profesional

En la década de 1970, los psicólogos Freudenberger y Maslach, basándose en sus observaciones clínicas desarrollaron de forma independiente el concepto moderno de burnout o agotamiento profesional. Freudenberger experimentó personalmente y observó en sus colegas el desarrollo de agotamiento emocional en respuesta al intenso trabajo para mejorar las vidas de las personas de poblaciones desfavorecidas, en un entorno difícil e inmutable.  De manera similar, Maslach observó que las personas de las profesiones que prestan ayuda (profesionales asistenciales) en roles interpersonales, se agotaban emocionalmente con el tiempo, lo que conducía al desapego y sentimientos negativos hacia las personas a las que estaban tratando de ayudar. El concepto de burnout de Freudenberger y Maslach ganó rápidamente popularidad cultural. El término se utilizó para describir una amplia gama de síntomas emocionales en personas que experimentaban una variedad de factores estresantes relacionados con el trabajo y otros. El concepto de burnout resonó fuertemente entre los profesionales asistenciales altamente educados que sentían que estaban trabajando para mejorar las vidas pero que sus esfuerzos se veían obstaculizados por la burocracia.

Los médicos y el síndrome de burnout

En los últimos 15 años, el síndrome de burnout ha ganado resonancia como término para describir el bajo bienestar entre los médicos. Al igual que los profesionales asistenciales que Freudenberger y Maslach observaron, los médicos a menudo ingresan a la medicina para ayudar a otros, pero cada vez más se observa que la carga de trabajo excesiva, las cargas administrativas y los motivos de lucro de las compañías de seguros y farmacéuticas, y los sistemas de atención médica, son barreras insalvables para mejorar la vida de los pacientes en las formas que los médicos habían imaginado.

Los médicos suelen tener que asumir una gran responsabilidad, pero cada vez están más limitados por la combinación de poca autonomía y autoridad de decisión que es particularmente estresante. El bajo bienestar entre los médicos resulta en una enorme carga para ellos, con consecuencia personal, profesional y familiar, mala salud y, lo más trágico, suicidio.

La angustia de los médicos también afecta al sistema de atención médica a través de una disminución de la calidad de prestación, errores médicos, alta rotación de profesionales y deserción. Tanto en la población en general como entre los médicos, el concepto de agotamiento ha ayudado a generar conciencia sobre los desafíos para el bienestar y los problemas sistémicos arraigados.

El uso del término “burnout” para captar una amplia gama de síntomas también ha ayudado a crear comunidad y catalizar demandas colectivas de reforma. Sin embargo, incluso antes de que el término se aplicara ampliamente a los médicos, la falta de consenso sobre una definición de burnout era una barrera para comprender la prevalencia y los factores que impulsan el estrés.

Debido en parte a su definición imprecisa, el burnout no se consideraba un diagnóstico riguroso que indicara con precisión un pronóstico o exigiera intervenciones específicas. El Maslach Burnout Inventory (MBI) se desarrolló, en parte, para aportar más rigor al concepto de burnout y se ha convertido en la herramienta más utilizada para evaluarlo. Sin embargo, la ambigüedad y los problemas de definición que impiden la comprensión coloquial del burnout se han trasladado a la investigación y al concepto más formal de burnout proporcionado a través del MBI.

Aunque el MBI fue conceptualizado para capturar preferentemente los efectos del estrés laboral, los factores estresantes no laborales y los factores individuales, como la personalidad, contribuyen sustancialmente al agotamiento, y su contribución es similar a la de otros constructos emocionales.

Por otra parte, un metanálisis de estudios longitudinales ha demostrado que el burnout aumenta el estrés en el lugar de trabajo mucho más de lo que el estrés en el lugar de trabajo aumenta el agotamiento, un hallazgo que pone aún más en etiqueta inapropiada para la mayoría de los casos de estrés en los médicos porque los síntomas prominentes ocurren en el contexto de un lugar de trabajo disfuncional.

Detrás de esta preocupación está la suposición implícita de que la depresión, por definición, coloca la causa de la raíz del problema en el individuo y no en el entorno. Sin embargo, este marco es inconsistente con la definición moderna de depresión y tiene las consecuencias no deseadas de aumentar el estigma en torno a la salud mental y desalentar a los médicos afectados a buscar tratamiento.

En el marco del Manual of Mental Desurdes (DSM) que predomina en la psiquiatría moderna, la depresión se diagnostica sobre la base de una constelación de síntomas depresivos, independientemente de si los síntomas se producen en respuesta a un estresor ambiental.

De hecho, la mayoría de los episodios de depresión ocurren en respuesta al estrés, y las personas que presentan síntomas depresivos en respuesta al estrés no difieren  significativamente en cuanto a rasgos de personalidad, recuperación o susceptibilidad genética a la depresión de aquellas que tienen depresión fuera de situaciones estresantes. Por lo tanto, la presencia de un estresor importante, como el ejercicio de la medicina, es coherente con el desarrollo de síntomas depresivos y el diagnóstico de depresión mayor. En la etapa actual del esfuerzo por mejorar el bienestar de los médicos, existe una amplia conciencia del problema y el consenso sobre la necesidad de una reforma.

Los próximos pasos clave para el progreso son: identificar los factores que impulsan la disminución del bienestar de los médicos, seguir con precisión los cambios en su prevalencia y desarrollar, evaluar e implementar intervenciones efectivas.

En la historia de la aplicación del concepto de burnout en poblaciones fuera de la medicina, la falta de consenso sobre la definición de burnout ha inhibido el paso de la etapa de mayor conciencia del problema hacia la acción efectiva.

Ver: https://www.intramed.net/content/burnout-depresion-y-bienestar-disminuido

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Ariadna Velázquez Ricardo
MSc. Informática Esp. Educativa. Esp. Gestión, procesamiento y almacenamiento de la información. CPICM-SC. Infomed.

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