La Organización Mundial de la Salud define a la adolescencia como la etapa específica de la vida comprendida entre los 10 y los 19 años en la que ocurren cambios físicos, cognoscitivos y sociales. Esto influye en cómo se sienten, piensan, toman decisiones e interactúan con su entorno. A pesar de que está considerada como un período saludable de la vida, se producen enfermedades y problemas que requieren atención específica y adecuada. Por eso la relación de los adolescentes con los servicios sanitarios es un tema que ha sido desde siempre desafiante.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, los adolescentes y los jóvenes de entre 10 y 24 años forman alrededor del 30% de la población de América Latina y el Caribe. Y hoy se sabe que esta población es más vulnerable a lesiones, traumatismos, violencia interpersonal, conductas autolesivas, consumos problemáticos y problemas asociados a la salud sexual y reproductiva, entre otros. Pero con el crecimiento de los entornos digitales, pueden aparecer nuevos riesgos como el grooming, la sextorsión y el ciberbullying, entidades que pueden llevar a trastornos de ansiedad y depresión. De hecho, según especificó la OMS, los problemas de salud mental alcanzan a uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años.
Por todos estos motivos, los modelos de atención de la salud adolescente fueron variando. Hace poco más de medio siglo, solo había servicios para “adultos” y “niños”. Hoy se sabe que los adolescentes requieren cuidados específicos, por lo que se busca acuñar un paradigma de la salud integral, con perspectiva de derechos. Para tal fin, se sugiere la implementación de servicios amigables y confidenciales. Además, desde el aspecto académico se evidencia la necesidad de capacitar al personal en la atención a jóvenes sin prejuicios ni discriminación, en la aceptación plena de sus identidades y teniendo en cuenta los distintos contextos. ¿Pero se cubren estas necesidades a nivel regional o existen inequidades? ¿Los nuevos desafíos de atender a los adolescentes hoy demandan no solo políticas públicas, sino también capacitación actualizada? Los profesionales responden.
El doctor Enrique Berner, médico pediatra especialista en Salud Integral de Adolescentes y docente adscripto de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) señaló a IntraMed que “uno de los mayores desafíos de atender a esta población radica en la necesidad de ofrecer un abordaje integral y contextualizado, que respete sus derechos y promueva su autonomía progresiva”.
“Sabemos que, en la práctica médica, muchas veces la atención de adolescentes se da de manera fragmentaria, sin una continuidad que permita un acompañamiento sostenido. La falta de espacios amigables, la escasez de formación específica y las dificultades para generar un vínculo de confianza con los adolescentes afectan la calidad de la atención. Por eso es vital que el profesional no solo cuente con herramientas clínicas especializadas, sino que también tenga la capacidad de comprender el impacto de los determinantes sociales en la salud adolescente y de diseñar estrategias que favorezcan el acceso a una atención de calidad”, agregó.
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