Alrededor de 8.400 mujeres mueren cada año en la región de las Américas a causa de complicaciones prevenibles durante el embarazo, el parto y el puerperio. Las principales causas de mortalidad materna en la región son la hemorragia (23,1%) y la hipertensión inducida por el embarazo (22,1%). El contacto insuficiente de las mujeres con el sistema de salud durante el embarazo impide detectar señales de alerta de manera oportuna. Esto se debe, en algunos casos, al difícil acceso a los centros de salud en zonas remotas y a los altos costos de transporte que deben asumir las mujeres embarazadas. En otros casos, son las diferencias culturales las que influyen en los niveles de confianza de algunas mujeres hacia el personal de salud, lo que desincentiva la búsqueda de atención adecuada.
Para abordar este reto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el apoyo del Gobierno de Canadá, implementa estrategias basadas en el uso de telecomunicaciones en localidades rurales de Honduras y Perú. Con ello, se robustece la labor de las autoridades sanitarias locales y nacionales y se promueven vínculos de confianza entre las comunidades y el personal de salud, mejorando la atención prenatal y transformando la experiencia que las mujeres viven durante su embarazo.
Contactos telefónicos y acompañamiento desde la comunidad
Cuando Paula Fajardo, partera y voluntaria con más de 40 años de experiencia, recibe a Elsa en su casa, lo primero que le pregunta es por sus controles prenatales. Elsa, que está embarazada, responde tranquila: “He estado bien, mañana me llama la doctora”, y pronto conversan sobre su embarazo. Luego, doña Paula le toma la presión y le proporciona la tranquilidad que una mujer en etapa de gestación requiere.
En Trinidad, Honduras, muchas mujeres se enfrentan a barreras geográficas y económicas que no les permiten recibir los cinco controles médicos mínimos recomendados, exacerbando las brechas de atención que podrían estar ligadas a la mortalidad materna y neonatal.
Las parteras y voluntarias de salud comunitarias como doña Paula tienen un rol relevante en el acompañamiento y cuidado de las mujeres embarazadas. El vínculo cercano y la confianza que generan favorece el nexo entre el personal de salud y las mujeres.
La estrategia de teleconsulta en este municipio se apoya en el rol de las voluntarias de salud para incrementar los contactos entre el personal de salud y las embarazadas a través de llamadas telefónicas, que se suman a los controles presenciales. Las voluntarias acompañan el proceso desde la comunidad, facilitan la identificación temprana de riesgos y enfermedades, y refieren a los centros de salud cuando es necesario.
“A partir de esta iniciativa, las usuarias de la teleconsulta han expresado una mayor confianza en el personal de salud y una mayor satisfacción con la atención recibida. Además, el 82% de las mujeres embarazadas ha iniciado su vacunación contra COVID-19, influenza y tétanos toxoide”, afirma la doctora Iveth Moreno, médica del Centro Integral de Salud (CIS) de Trinidad.
Por eso ahora, cuando doña Paula recibe a una gestante, se siente tranquila porque sabe que puede realizar una llamada para compartir información con obstetras del CIS de Trinidad sobre el estado de salud de la paciente.
“A través de estas iniciativas, vemos la importancia de involucrar a los actores locales, conocer las realidades, los contextos, las necesidades y recursos disponibles para dar las respuestas más acertadas y buscar soluciones a medida”, explica el doctor Bremen De Mucio, asesor regional en salud materna de la OPS.
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